Tener un brainrot hoy es como tener un NFT, una cripto o una skin en Fortnite. No vale porque sea mágico, vale porque todos decidimos que lo valga. Al final, el valor no está en la cosa, sino en el acuerdo que hacemos entre todos. Lo mismo pasa con las modas, con la fama, con lo que creemos que ‘importa’. Todo es cuestión de mirada colectiva… y de cuánto estamos dispuestos a invertir en ella.